Un informe privado anticipó que una recuperación en la economía del país vecino implicaría «casi triplicar las ventas automotrices». Este panorama permitiría a la industria automotriz de la Argentina recuperar los niveles de exportación de años atrás.
La suerte del futuro de la economía argentina está íntimamente ligada al futuro de Brasil, principal socio comercial de nuestro país. Sin embargo, la llegada de Jair Bolsonaro al Palacio de Planalto abre una incógnita de lo que podría llegar a pasar entre ambas naciones desde punto de vista comercial dese el próximo 1º de enero.
Un informe privado anticipó que si la economía carioca retoma el ritmo de crecimiento en 2019, la Argentina podría recuperar los niveles de exportación a ese país que tenía en 2011.
Desde el Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano sostuvieron que ese escenario “implicaría casi duplicar las exportaciones argentinas a Brasil” lo que significaría “casi triplicar las ventas automotrices a ese destino».
Según datos oficiales, las exportaciones argentinas al Brasil sumaron u$s 9.308 millones durante 2017, casi la mitad que en 2011, cuando habían alcanzado los u$S 17.319 millones. Del mismo modo, también se deterioró el saldo comercial, cuyo déficit pasó de u$s 5.009 millones en 2011 a unos u$s 8.680 millones en 2017.
Lo cierto es que la caída exportadora castigó particularmente a la industria automotriz, que despachó vehículos al Brasil por apenas u$s 4.300 millones en 2017 frente a los u$s 12.200 millones de 2011.
La recesión experimentada por la economía del país vecino a partir de 2014 se reflejó en un menor nivel de compras procedentes de la Argentina: mientras en 2011 la participación del mercado brasileño en las ventas argentinas al exterior representaba un 21% de este total, en 2017 ese guarismo había descendido al 16%, de acuerdo con el informe académico.
Por lo pronto, Víctor Beker, director del CENE, indicó que un repunte de la economía de Brasil «podría permitir una recuperación de la alicaída industria automotriz, que pasó de fabricar 829.000 unidades en 2011 a sólo 473.000 en 2017”.
En paralelo, el académico consideró que un mayor fervor carioca “moderaría la reducción del personal ocupado por las terminales, que alcanzó un pico en 2013 con 35.400 personas, pero se redujo a 29.000 el año pasado».