La muerte de Diego Maradona | La declaración del enfermero que lo revisó el miércoles por la mañana

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Hay contradicciones en los testimonios de las personas que atendieron la salud del Diez, que ayer fue sepultado en un cementerio de Bella Vista junto a sus padres.

La muerte de Diego Maradona | La declaración del enfermero que lo revisó el miércoles por la mañanaDIEGO. En La Bombonera, en marzo. Fue el último partido que dirigió.

El enfermero que cuidó a Diego Maradona durante la noche del martes y la madrugada del miércoles, día en que murió, declaró que antes de finalizar su turno, a las 6:30 de la mañana, constató que el exfutbolista estaba con vida, informaron fuentes judiciales.

Este testigo, de nombre Ricardo, se presentó a declarar en la tarde del jueves ante la fiscal Laura Capra en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Benávidez, y era la única testimonial relevante que quedaba pendiente de las personas que estuvieron con Maradona en las últimas horas de su vida.

El enfermero explicó que Maradona descansó toda la noche y que a las 6:30, antes de ser relevado por la enfermera de la mañana, de nombre Gisela, entró a la habitación, se acercó a controlar al paciente y que en ese momento el exfutbolista “respiraba”.

Aficionados siguen el auto que traslada los restos mortales de Diego Maradona a un cementerio, en Buenos Aires, Argentina, el 26 de noviembre de 2020. El astro argentino, que fue uno de los mejores futbolistas del mundo y guió a su selección en la conquista del Mundial de 1986, murió de un paro cardíaco en su casa de Buenos Aires el 25 de noviembre. Tenía 60 años.

La declaración cambia el panorama respecto a que ahora la última persona que declaró haberlo visto con vida es el enfermero Ricardo a las 6:30 del miércoles y no su sobrino Jonathan Espósito (hijo de María Rosa), que lo había visto a las 23:30 de la noche del martes.

Según la data de muerte informada por el médico forense que hizo la autopsia, Maradona falleció alrededor de las 12 del miércoles, después de que a la habitación ingresaran el psicólogo y la psiquiatra personal del Diez y notaran que no reaccionaba cuando intentaron despertarlo.

Los restos de Diego fueron enterrados junto a sus padres
Para muchas generaciones de argentinos y de fanáticos del fútbol en el mundo, fue el mejor. Con sus luces y sombras, el planeta entero sabe quién fue Diego Maradona. Cuesta hablar en pasado, pese a que murió este miércoles, a los 60 años. Este jueves fue sepultado junto a sus adorados padres, Doña Tota y Don Diego, en el cementerio privado Jardín Bella Vista.

Un sacerdote hizo un responso y luego, el último adiós a Diego. De la ceremonia íntima participaron su exmujer, Claudia Villafañe, sus hijas Dalma, Giannina y Jana. Estuvo Verónica Ojeda junto al hijo que tuvo con el ídolo: Dieguito Fernando. También asistió Guillermo Coppola, exrepresentante del Diez. Diego Junior, internado en Italia con un cuadro de COVID-19, no pudo viajar.

Todo lo que sucedió después de que se conoció la noticia de su muerte fue tan controvertida como su vida. Megaoperativos de seguridad donde quiera que fuera el féretro. Tanto en la morgue de San Fernando, donde se hizo la autopsia; a lo largo del recorrido que trasladó sus restos desde allí hasta la casa velatoria en La Paternal; el trayecto en plena madrugada rumbo a la Casa Rosada, donde se lo despidió en una ceremonia íntima primero y masiva después; y el último viaje, hasta el Jardín de Bella Vista.

Amigos y familiares cargan el féretro de Diego Maradona en el cementerio Jardín de Bellavista, a las afueras de Buenos Aires, el jueves 26 de noviembre de 2020.

Más de mil efectivos de distintas fuerzas de Seguridad custodiaron el momento. La Municipalidad de San Miguel les pidió a los vecinos que colaboraran con la familia del Diez. Sin embargo, hubo incidentes en los alrededores del cementerio.

Diego sintió el amor de la gente hasta el final. Así lo demostraron las miles de personas de todas las edades que se apostaron en el camino desde la Casa de Gobierno, en Capital Federal, hasta Bella Vista. Todos aplaudieron, hicieron sonar sus bocinas, lloraron, gritaron, saludaron, se persignaron ante el paso del coche fúnebre.

Hubo un detalle que no pasó desapercibido: quienes guiaban la caravana se confundieron el camino -o decidieron evitar el Camino del Buen Ayre por la cantidad de gente- y esto demoró la llegada del Diez a su descanso final.

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