Cultivaba cannabis medicinal para sus 3 hijos y podría ser condenado a 15 años de prisión

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Cristian Ferrara está acusado de comercializar distintas sustancias. Sin embargo, elaboraba en su casa el aceite de marihuana que proporcionaba a sus hijos que padecen distintas patologías neurológicas.

Cristian Ferrara es fletero y padre de cuatro hijos, tres de ellos con patologías neurológicas que encontraron en el aceite de cannabis la respuesta que no les brindaba la medicina tradicional. Decididos a mejorar la calidad de vida de sus hijos. Cristian y su esposa, Consuelo Navarro, comenzaron a cultivar en su casa para poder elaborar su propio aceite.

Sin embargo, una denuncia anónima terminó en un violento allanamiento a su casa en octubre de 2017 y una causa judicial que podría llevarlo a la cárcel por los próximos 15 años.

«Empecé hace muchos años a luchar por la salud de mis hijos, los medicamentos tradicionales no les daban ninguna salida y estaban cada vez más alejados de la realidad, perdidos, casi no comían. En el cannabis encontré la luz, encontré a mis hijos, volvieron a la vida, volvieron a sentir, volvieron a reirse, una risa que hacía 10 años no escuchaba», contó.

Cristina y Consuelo tienen cuatro hijos, tres de ellos con distintos problemas neurológicos. Lucas tiene 13 años y antes de comenzar a tomar aceite de cannabis padecía un autismo severo. Daniel, de 17, padece de esquizofrenia y Ángel de 4 un retraso madurativo y cognitivo.

El aceite de cannabis hizo por ellos lo que nunca pudo la medicina alopática. «A los tres días de darle aceite de cannabis, Lucas estaba más tranquilo, a los 15 días recibí el primer abrazo de mi hijo, apenas 15 días, después de 9 años sin sentimientos me dijo ‘mamá te quiero’ y me abrazó muy fuerte y ahora dialoga, opina, está vivo» contó Consuelo sin poder evitar quebrarse al aire por la emoción y la impotencia que siente ahora por el accionar de la justicia.

«Me siento traicionada por el Estado, abandonada por la justicia» advirtió ante la inminencia de un fallo judicial que podría condenar a su marido a pasar los próximos 15 años de su vida en prisión.

Y siguió: «No se llevaron sólo a mi marido, pusieron presa a toda la familia. Mi marido era el sostén del hogar, trabajaba de fletero con su camioneta, nos quitaron el plato de comida. El Estado me quitó la salud de mis hijos, yo preparaba el aceite para mis hijos y ahora estoy completamente a la deriva».

Consuelo asegura que en su casa tenían dos plantas pero para la justicia tenían 17 porque, según explicó, «cada brote, cada semilla para la justicia es una planta y me acusan de comercializar distintas clases de sustancias. Es una burla todo».

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