El comisario Mariano Valdés viajaba con una agente hacia la capital provincial y se detuvo para cambiar la yerba del mate. Desde una camioneta lo acribillaron a balazos. Venganza interna o narco.
El comisario de la Policía Federal (PFA) Mariano Valdés es el hombre que el propio jefe de la repartición, comisario general Néstor Roncaglia, puso en funciones el pasado 9 de mayo al frente de la Delegación Santa Fe después de que la misma se viera salpicada por una investigación de supuesta connivencia entre uniformados y narcos en la capital provincial. Y es el mismo hombre que sobrevivió el lunes a la noche a un ataque mafioso a la vera de la autopista Rosario-Buenos Aires cuando viajaba en un auto particular desde la Capital Federal hacia la capital santafesina.
Dos hipótesis dominan el escenario a la hora de las conjeturas, ambas conectadas por un mismo hilo conductor: la penetración de la droga en las instituciones que deben controlarla. Una de las teorías es un posible vuelto interno por ser la persona que tuvo que limpiar una Delegación que terminó con seis policías presos. La otra es que un grupo narcocriminal afectado por los cambios de metodología impuestos por Valdés haya buscado vengarse. La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, calificó el atentado como «un hecho de carácter mafioso».
Limpieza
Hasta el 9 de mayo pasado el comisario Mariano Ezequiel Valdés era referente de la División Antisecuestros de la Federal. Fuentes consultadas por este diario lo describieron como uno de los hombres de confianza de «el jefe» Roncaglia.
Cuando llegó a Santa Fe «a poner la cara» destituyó a la cúpula de la Delegación, entonces al mando del comisario Marcelo Lepwalts, y a otros cinco efectivos: el jefe de la Brigada Antinarcóticos, dos oficiales y dos suboficiales, todos salpicados por investigaciones que los sindicaban por dar cobertura a narcos y para ello adulterar documentos públicos.
La PFA en Santa Fe había sufrido la máxima afrenta. La Delegación había sido allanada por investigaciones de los fiscales federales Gustavo Onel y Walter Rodríguez.
Horas antes de que Valdés fuera emboscado sobre la autopista a Buenos Aires, el fiscal federal Walter Rodríguez reflotó una vieja denuncia en la que dejaba en claro que en Santa Fe había «niveles de complicidad con el delito en ambas fuerzas (federal y provincial) y en un número significativo». Y colocó la frutilla del postre en «el nivel alarmante de corrupción institucional en las fuerzas federales».
En ese sentido, ayer la ministra Bullrich puso el grito en el cielo por eso. «Es una denuncia que tiene dos años y no tengo presente que haya ingresado. Pero igualmente, si la mandó y no tuvo una respuesta, es por que no nos llamó para ver por qué motivo no nos contactamos con él», indicó la funcionaria.
Con ese mar de fondo el comisario Valdés se subió el lunes a la tarde a un Ford Focus gris. Con él iba la suboficial ayudante Roxana González. Ambos habían participado en un curso de ascensos en la sede de la fuerza, en el barrio porteño de Monserrat. Dos personas vestidas de civil en un auto de calle y sin ningún tipo de identificación enfilaron por la autopista con destino a Santa Fe.
«Sabía que iba a estar sólo un par de meses en Santa Fe y después esperaba un ascenso, en el cual tiene la posibilidad de elegir destino», explicó una fuente consultada sobre el futuro de Valdés en la provincia. El comisario y la suboficial amortizaron el viaje entre mate y mate.
Emboscada
Alrededor de las 20.45 el mate ya era agua tibia sin gusto. Valdés puso las balizas del auto para advertir que iba a detenerse en la banquina, a la altura del kilómetro 258 de la autopista y en jurisdicción de la localidad de Pavón. Según dijo su compañera ante sumariantes de la Fiscalía de Villa Constitución, cuando detuvieron la marcha el jefe policial abrió la puerta del lado del conductor para vaciar el mate.
A poco de que la luz interior del vehículo se encendiera y él abriera la puerta, una camioneta doble cabina gris con vidrios polarizados los sobrepasó y estacionó a pocos metros. Tres hombres encapuchados saltaron del vehículo con armas calibre 9 milímetros en sus manos. Un cuarto hampón quedó al volante.
Acto seguido ese tramo de la autopista se iluminó por los fogonazos de las armas. Valdés y su compañera repelieron la agresión. El comisario recibió dos balazos: uno en la ingle sin orificio de salida y otro en el brazo derecho. Según información de Fiscalía, al menos uno de los agresores pudo haber sido alcanzado por un tiro en un hombro. En tanto, el Focus de los federales recibió impactos en el parabrisas, las puertas delanteras, una puerta trasera y la luneta. En la escena los peritos recolectaron diez vainas calibre 9 milímetros.
Hipótesis oficial
«Venían tomando mates y decidieron cambiar la yerba. Ponen las balizas y cuando se detienen pasa una camioneta, los miran, avanzan unos metros y se detienen. Bajaron tres personas que llevaban las capuchas de las camperas y uno de ellos una gorra. Uno de los que bajó disparó directamente hacia el comisario y la suboficial.
El personal repelió el ataque y comenzó un intenso tiroteo que duró varios minutos. El personal realizó entre 10 y 15 disparos, y las vainas quedaron en el interior del auto», explicó el jefe máximo de la Federal, Néstor Roncaglia.
«Los atacantes se bajaron de la camioneta disparando en la oscuridad, esto es un atentado de las mafias»
«Este es un hecho gravísimo. Hay varias hipótesis. En una tentativa de robo el ladrón amenaza con un arma sin efectuar disparos. Lo que me comentan los interventores es que los atacantes se bajaron disparando en la oscuridad. Esto es un atentado de las mafias. En la provincia de Santa Fe hemos trabajado mucho y muy bien. Hay muchos policías provinciales detenidos. Nosotros tuvimos nuestro episodio desagradable en la Delegación de Santa Fe hace cuatro meses. Tuvimos que detener al jefe de la Delegación y reemplazamos a un montón de gente. El problema podría venir por ahí también», agregó.
Roncaglia dijo que Valdés no había recibido amenazas, «aunque trabajó muchos años en las Brigadas de Investigaciones y Antisecuestro. Cuando vio que los agresores se abrieron en abanico se dio cuenta que no era un robo», indicó.
A pesar de las heridas, Valdés pudo manejar dos kilómetros hasta la estación de servicios «Las Mellizas». A la escena llegaron referentes de las Delegaciones de la Federal de San Nicolás y Rosario. El jefe policial fue trasladado al hospital de Arroyo Seco, donde ingresó compensado y lúcido. Después, por la complejidad de las heridas, fue derivado a un sanatorio céntrico de Rosario donde anoche ya estaba fuera de peligro. En tanto su compañera de viaje resultó ilesa.
El ataque dejó claro que los atacantes dispusieron de una logística aceitada y nutrida de buena información: sabían en qué auto viajaba Valdés, a que hora había salido de la sede de la PFA, qué trayecto recorrería y no es demencial pensar que lo iban siguiendo.
Desde prensa de Fiscalía indicaron que «no se descarta ninguna hipótesis, aunque la línea del robo no es la más concreta dado que por testimonios y pericias primarias los disparos iban dirigidos hacia la persona herida que conducía el auto». La investigación quedó en manos de la fiscal de Villa Constitución Eugenia Lascialandare, quien al cierre de esta edición aguardaba la evolución del comisario herido para tomarle declaración.
Fuente: La Capital